¡Qué hermoso tener un Padre que, para hacernos saber cuánto nos ama, nos cuenta historias que nos agarran desprevenidos, nos sorprenden y nos desarman – removiendo obstáculos que podrían llevarnos a negar su amor para nosotros!
El Dios de Jesucristo nos enseña con cariño quién es el Dios de compasión en los cielos que quiere hacer su morada entre nosotros acá en la tierra. Jesús no vino enseñando doctrinas abstractas, vino proclamando el amor de Dios que desea cambiar hasta lo más imperceptible de nuestra existencia.
Esta semana pasada tuve la bendición de compartir con personas muy queridas en Cochabamba, Bolivia – hermanos y hermanas que a mí me reflejan el amor compasivo de Dios. Fue un tiempo de mucho aprendizaje para mí. Aprendimos juntos en pequeños grupos haciendo exégesis, lectio divina y a través de obras de arte que dibujan el significado de las parábolas. Doy muchas gracias a Dios por el tiempo compartido y por los desafíos que nos llaman a profundizar cada vez más en el misterio que es la vida en Cristo Jesús.
¡Qué Dios les siga bendiciendo grandemente para que sus vidas y sus ministerios sean formados por el Dios de compasión que Jesús revela en las parábolas!
Mientras algunos teólogos escriben tomos interminables sobre Dios y otros hablan como si tuvieran la seguridad de todo lo que pronuncian sus labios, existen otros que están conscientes de su finitud.
Richard Rohr, en su libro La Biblia y su espiritualidad, recalca el hecho que lo que deberían siempre acompañar al estudiante de la Palabra de Dios y el objeto de su revelación (Dios y más específicamente Jesucristo), son la humildad y el asombro. Sin estas dos virtudes, somos tentados a la arrogancia.
la humildad y el asombro son consecuencias naturales de la contemplación de la creación que señala al Creador todopoderoso
Salomón ofrece un sabio consejo:
Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque éstos no saben que hacen el mal.
No te des prisa en hablar,
ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios.
Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra;
por tanto sean pocas tus palabras.
Porque los sueños vienen de la mucha tarea,
y la voz del necio de las muchas palabras.
Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque El no se deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo.Es mejor que no hagas votos, a que hagas votos y no los cumplas.No permitas que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de Dios que fue un error. ¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos?Porque en los muchos sueños y en las muchas palabras hay vanidades; tú, sin embargo, teme a Dios.
Eclesiastés 5:1-7 LBLA
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Luis Cruz Villalobos. (2013). Entre adioses y retornos: poesía. Santiago de Chile: Hebel Ediciones. http://www.benditapoesia.webs.com.
Richard Rohr. (2012). La Biblia y su espiritualidad. Cantabria: Editorial Sal Terrae.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes,
pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante,
y así sean mis discípulos. Juan 15:7-8 LPD
Hay que estudiar la Biblia. Hay que conocer la Sagradas Escrituras. Hay que leer y entender el consejo de Dios. También hay que dejar que ese consejo, la Palabra de Dios, transforme nuestra existencia.
el apóstol Pablo escribe sus epístolas a las iglesias
Un acercamiento al texto bíblico que es muy antiguo y poco conocido hoy en día es la lectio divina, que quiere decir “lectura sacra o santa”. Este estilo de lectura nos recuerda que la Biblia es la Palabra viva de Dios (Hebreos 4:12-13). Se le dio ese nombre a partir del siglo VI aunque sus comienzos remontan hasta el siglo III.
Antes que nada, elegí un pasaje corto, entre dos y quince versículos. La idea no es abarcar grandes porciones de la Escritura sino llegar a comprender, con la mente y con el corazón, un pasaje de inspiración divina. Ahora, leemos la Palabra para nuestra formación, no para adquirir información.
Los cinco movimientos de la lectio divina:
I. Lectio – lectura de la Palabra
Leé un pasaje por lo menos dos veces en voz alta, lentamente.
II. Meditatio – meditando en la Palabra
Dejá que el texto interactúe con tus pensamientos y deseos.
III. Oratio – respondiendo a la Palabra
Orá a Dios por los desafíos que encontrás en el pasaje.
IV. Contemplatio – reposando en la Palabra
Cultivá la receptividad a la Palabra y resposá en la Palabra.
V. Operatio – siendo formado por la Palabra
Tomá lo que aprendés de la Palabra y practicala en tu vida.
Un excelente pasaje para comenzar a gozar de este acercamiento a la Escritura es Juan 15:1-11. Acordate que la idea no es estudiar las palabras en su idioma original ni buscar otras referencias bíblicas que hablan del mismo tema. ¡No hay que salirse del pasaje para buscar otros textos bíblicos! Quedate con el pasaje elegido y dejá que te lleve a pensar y reflexionar.
Y no te olvides de poner en práctica lo que aprendés a través de la interacción con el texto bíblico. Si te sentís llamado a arrepentirte por algún pecado, a reconciliarte con algún hermano, a confesar algún pecado, a dar gracias por las bendiciones recibidas, a celebrar la esperanza que tenés en Cristo, hacelo. Esto no es un ejercicio mental sino un ejercicio de la mente y del corazón.
Que Dios bendiga ricamente el tiempo que pasarás profundizando en las Sagradas Escrituras.
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Tres libros que recomiendo para estudiar este y otros acercamientos a la Escrituras son:
Rocío Ga Garcimartín. (2011). La lectio divina: un itinerario antiguo con posibilidades nuevas. Navarra: Editorial Verbo Divino.
Francisco Contreras Molina. (2007). Leer la Biblia como Palabra de Dios: claves teológico-pastorales de la lectio divina en la Iglesia. Navarra: Editorial Verbo Divino.
Euguene Peterson. (2011). Cómete este libro: recibe lo que Dios revela. Miami: Editorial Patmos.