Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes,
pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante,
y así sean mis discípulos. Juan 15:7-8 LPD
Hay que estudiar la Biblia. Hay que conocer la Sagradas Escrituras. Hay que leer y entender el consejo de Dios. También hay que dejar que ese consejo, la Palabra de Dios, transforme nuestra existencia.

Un acercamiento al texto bíblico que es muy antiguo y poco conocido hoy en día es la lectio divina, que quiere decir “lectura sacra o santa”. Este estilo de lectura nos recuerda que la Biblia es la Palabra viva de Dios (Hebreos 4:12-13). Se le dio ese nombre a partir del siglo VI aunque sus comienzos remontan hasta el siglo III.
Antes que nada, elegí un pasaje corto, entre dos y quince versículos. La idea no es abarcar grandes porciones de la Escritura sino llegar a comprender, con la mente y con el corazón, un pasaje de inspiración divina. Ahora, leemos la Palabra para nuestra formación, no para adquirir información.
Los cinco movimientos de la lectio divina:
I. Lectio – lectura de la Palabra
- Leé un pasaje por lo menos dos veces en voz alta, lentamente.
II. Meditatio – meditando en la Palabra
- Dejá que el texto interactúe con tus pensamientos y deseos.
III. Oratio – respondiendo a la Palabra
- Orá a Dios por los desafíos que encontrás en el pasaje.
IV. Contemplatio – reposando en la Palabra
- Cultivá la receptividad a la Palabra y resposá en la Palabra.
V. Operatio – siendo formado por la Palabra
- Tomá lo que aprendés de la Palabra y practicala en tu vida.
Un excelente pasaje para comenzar a gozar de este acercamiento a la Escritura es Juan 15:1-11. Acordate que la idea no es estudiar las palabras en su idioma original ni buscar otras referencias bíblicas que hablan del mismo tema. ¡No hay que salirse del pasaje para buscar otros textos bíblicos! Quedate con el pasaje elegido y dejá que te lleve a pensar y reflexionar.
Y no te olvides de poner en práctica lo que aprendés a través de la interacción con el texto bíblico. Si te sentís llamado a arrepentirte por algún pecado, a reconciliarte con algún hermano, a confesar algún pecado, a dar gracias por las bendiciones recibidas, a celebrar la esperanza que tenés en Cristo, hacelo. Esto no es un ejercicio mental sino un ejercicio de la mente y del corazón.
Que Dios bendiga ricamente el tiempo que pasarás profundizando en las Sagradas Escrituras.
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Tres libros que recomiendo para estudiar este y otros acercamientos a la Escrituras son:
Rocío Ga Garcimartín. (2011). La lectio divina: un itinerario antiguo con posibilidades nuevas. Navarra: Editorial Verbo Divino.
Francisco Contreras Molina. (2007). Leer la Biblia como Palabra de Dios: claves teológico-pastorales de la lectio divina en la Iglesia. Navarra: Editorial Verbo Divino.
Euguene Peterson. (2011). Cómete este libro: recibe lo que Dios revela. Miami: Editorial Patmos.