Se lee cada vez menos

«Cada vez se leen menos libros mientras que es muy elevado el número de lectores de periódicos, revistas, fascículos y otras publicaciones de esta índole. Pero esta clase de lectores no lee: mira, observa. Contempla con una atención cósmica, cuando en realidad saben leer; sin embargo, sólo miran y luego tiran a la basura.»

 

Esta afirmación no fue escrita hace unos días ni hace unos años. Eugenio Montale escribió estas palabras en el 1961 en su libro, Auto-da-fé: Cronache in due tempi.

 

cafeliterario

 

Armando Petrucci nos dice que Montale «destacaba la diferencia de actitud en la lectura en las prácticas del estudio y las prácticas del consumo, entre leer para aprender, para recordar y para formarse, y leer por leer, por pasar el tiempo, sólo para divertirse».

 

Si Montale tiene razón, deberíamos preguntarnos por qué se lee cada vez menos.

 

¿Hemos reemplazado la búsqueda de placer y aventura con otros medios? ¿Hemos perdido la capacidad de imaginar al emplear otros medios visuales? ¿Será que hemos abandonado una práctica que infunde vida para luego recurrir a medios que deshumanizan?

 

¿Será que somos más pobres por leer menos?

 

Fuentes:

 

Armando Petrucci. (2011). «Leer por leer: un porvenir para la lectura» en Historia de la lectura en el mundo occidental. Guglielmo Cavallo y Roger Chartier., eds. Buenos Aires: Taurus.

Salmo 15 en Latinoamérica

Los salmos fueron siempre el himnario del pueblo judío y de la iglesia primitiva. Se dice que el pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia) es la revelación escrita de Dios. También se dice que los salmos (originalmente cinco libros diferentes) son la respuesta escrita del hombre a Dios. Dios, en los primeros cinco libros de la Biblia nos habla. Nosotros, en los salmos, respondemos a Dios.

 

Ha habido varios intentos de «modernizar» los salmos o por lo menos, interpretarlos a la luz de nuestro mundo hoy. Un trabajo ejemplar, en este sentido, es del poeta latinoamericano Ernesto Cardenal.

 

Ernesto Cardenal

 

En el prólogo de su libro, Salmos, Dorothee Sölle escribe:

 

«Los Salmos de Ernesto Cardenal unen sin suturas elementos bíblicos y modernos. En ningún momento se pierde de vista el mundo actual. Los medios con los que seres humanos son hoy amenazados por seres humanos defieren, pero el miedo y la protesta, el sufrimiento por la injusticia y el júbilo de la liberación siguen siendo los mismos. Cardenal no ha “traducido” los salmos, como si hubiera que transponer al presente algo pasado para hacerlo comprensible y apreciable. El movimiento de su poesía es el contrario: Cardenal intenta expresar el presente y las imágenes y lenguaje bíblicos le ofrecen elementos para ello. Así, una estructura social que ha deshumanizado casi por completo la vida humana se entenderá como exilio de Jerusalén, como alejamiento del hogar.»

 

Aquí les compartimos una poesía de Cardenal.

 

SALMO 15 (16)

 

Y yo le dije:

no hay dicha para mí fuera de ti!

Yo no rindo culto a las estrellas de cine

ni a los líderes políticos

y no adoro dictadores

 

No estamos suscritos a sus periódicos

ni inscritos en sus partidos

ni hablamos con slogans

ni seguimos sus consignas

 

No escuchamos sus programas

ni creemos sus anuncios

 

No nos vestimos con sus modas

ni compramos sus productos

 

No somos socios de sus clubs

ni comemos en sus restaurantes

 

Yo no envidio el menú de sus banquetes

no libaré yo sus sangrientas libaciones!

 

El Señor es mi parcela de tierra en la Tierra Prometida

Me tocó en suerte bella tierra

en la repartición agraria de la Tierra Prometida

 

Siempre estás tú delante de mí

y saltan de alegría todas mis glándulas

 

Aun de noche mientras duermo

y aun en el subconsciente

te bendigo!

 

 

Ernesto Cardenal. (1998). Salmos. Madrid: Editorial Trotta.

Julio Cortázar sobre la lectura con música

Jamás he podido leer escuchando música, y ésta es una cuestión bastante importante, porque tengo amigos de un nivel intelectual y estético muy alto para quienes la música, que en ciertas circunstancias puedan escuchar concentrándose, es al mismo tiempo una especie de acompañamiento para sus actividades. Esto lo comprendo muy bien en el caso de los pintores: tengo amigos pintores que pintan con un disco de fondo o la radio. Pero en el caso de la lectura, yo creo que no se puede leer escuchando música porque eso supone un doble desprecio o un desprecio unilateral: o se desprecia la música o se desprecia lo que se está leyendo. La música es un arte tan absoluto, tan total como la literatura, y el música exige que se la escuche a full time lo mismo que cualquier de nosotros cuando escribimos.
Julio-Cortázar

 

Personalmente me apenaría, me decepcionaría, enterarme de que alguien a quien estimo intelectualmente ha leído un libro de cuentos míos al mismo tiempo que estaba escuchando una fuga de Bach o una ópera de Bertolt Brecht. En cambio puede, sí, leer mientras espero en aeropuerto o a alguien en un café, porque ésos son los vacíos, los tiempos huecos que uno no ha buscado por vida, digamos, te condenan de golpe a media hora de espera; y entonces, tener un libro en el bolsillo y concentrarse en él, en ese momento, por un lado anula el tiempo del reloj y, por otro lado, te crea una sensación de plenitud. Y no es esa especia de mala conciencia que, también por deformación intelectual, tengo yo, en el sentido de que si me paso más de diez minutos sin hacer algo, sea lo que sea, tengo la impresión de que soy ingrato con ese hecho maravilloso que es estar viviendo, tener ese privilegio de la vida. Y es algo que siento cada vez más, mientras mi vida se acorta y va llegando a su término ineluctable, si me permitís la palabra tan cursi.

De la entrevista de Sara Castro-Klarén: “Julio Cortázar, lector”.

En un café de Retiro

 

Hace poco fui a tomar un café con unos amigos después de visitar la Villa 31 de Retiro. Detrás de todo es una asociación civil sin fines de lucro que trabaja para promover la inclusión e igualdad de oportunidades. Me gustó mucho conocer su trabajo y en agradecimiento, quería compartir esta reflexión de Ernesto Sabato de sus memorias, Antes del fin.

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Ernesto-SabatoFue en un café de Retiro donde te acercaste a pedir unas monedas y yo te pregunté si querías sentarte. Eras uno de esos tantos que mendigan su inocencia como ángeles excluidos de algún cielo perverso y extraño. Desde luego, no me conocías, y me reconfortó compartir el encuentro. Porque vos, con tu corta edad, llevabas la mirada envejecida por esas atrocidades que, en breve tiempo, realizan en el cuerpo y el alma la devastación que traen los años.

Cuando en algunas oportunidad he vuelto al mismo café, te he buscado con el deseo de saludarte. Ya no estabas, pero te descubro en otros chicos, cuando al regresar de noche a casa, los veo hurgar entre las bolsas de basura, hundiendo en la inmundicia sus pequeñas manos, destinadas a los columpios y a las callecitas. Y no sé por qué, entonces, pienso en Rimbaud. Quizá, porque también él pertenecía a la raza de los que cantan en el suplicio. Rimbaud, que en las calles de París se alimentaba con los mendrugos que sacaba de la basura, y que dormía por las noches acurrucado en los portales. Recordé sus palabras: “La verdadera vida está ausente”.

Y encerrado en este viejo estudio, sentado al borde de la cama, vuelvo a ver el dibujito de la casa que me regalaste, y que no supuse que era la casa de tus sueños, con flores, pequeñas ventanas y cortinas, con una gran chimenea en el centro que largaba humo de colores, toda esa magia encantatoria de los niños que ni la miseria pareciera borrar.

He estado escribiendo estas líneas que probablemente nunca leerás; querría resguardarte de alguna manera. ¡Qué horror, el mundo!

— Ernesto Sabato, Antes del fin (1998)

La avaricia

Por más de cincuenta años Wendell Berry ha vivido en Kentucky y ha trabajado la tierra ahí junto con su esposa. Ha escrito más de cincuenta libros de poesía y ha recibido varios premios. Quería compartir con todos una poesía, una traducción propia de una de las poesías de su colección “Sabbath” del año 2008.

XIII

Por su propia lógica, la avaricia
finalmente destruye a sí misma,
como las hijas malvadas de Lear
aprendieron para su horror, así
nosotros estamos aprendiendo también.
Lo que construye la avaricia está construido
por la destrucción de los materiales
y vidas de las cuales fue construido.
Sólo los dolientes sobreviven.
Esta es la “destrucción creativa”
a los cuales los economistas conocedores
elevan su alabanza. Pero lo que se hace
por destrucción viene abajo por fin
al piso de un establo, una cama
de paja, y para aquellos con visión
luz en las tinieblas.

– Wendell Berry

 

Wendell-Berry

 

XIII

By its own logic, greed
finally destroys itself,
as Lear’s wicked daughters
learned to their horror, as
we are learning to our own.
What greed builds is built
by destruction of the materials
and lives of which it is built.
Only mourners survive.
This is the “creative destruction”
of which learnèd economists
speak in praise. But what is made
by destruction comes down at last
to a stable floor, a bed
of straw, and for those with sights
light in darkness.

– Wendell Berry

Wendell Berry. (2013). This Day: Sabbath Poems Collected and New 1979-2013. Berkeley: Counterpoint. p. 328.

Los libros y la conversación

¿Qué es la cultura? ¿Qué es ser culto?   La cultura puede definirse como la gran conversación acerca de qué significa ser humanos. Entonces sigue que ser culto sería estar informado/a acerca de esta gran conversación de mucha importancia para la humanidad.

Si cultura es una conversación, deberían existir diferentes interlocutores — personas que hablan y otros que escuchan. Luego, al cambiar de papel, comienza el diálogo, el gran intercambio de ideas, creencias y convicciones que tiene todo ser humano.

Gabriel Zaid, en su ensayo “Los libros y la conversación” nos recuerda que a Sócrates no le gustaban los libros. Sabemos esto porque esta pequeña anécdota nos fue transmitida a través de un libro. ¿Será que las conversaciones se producen solamente por habla viva y no por la letra muerta de un libro?

Zaid nos dice que “escribir, leer, traducir, editar, diseñar, imprimir, distribuir, catalogar, reseñar, pueden ser leña al fuego de esa conversación [de la cultura], formas de animarla”.   Sin embargo, nuestra sociedad nos incita a trabajar y acumular mucho y luego pensar muy poco. La gran conversación de la cultura se ve limitada por falta de tiempo. Zaid escribe lo siguiente:

Ante la disyuntiva de tener tiempo o cosas, hemos optado por tener cosas. Hoy, es un lujo leer a Sócrates, no por el costo de los libros, sino del tiempo escaso. Hoy, la conversación inteligente, el ocio contemplativo, cuestan infinitamente más que acumular tesoros culturales. Hemos llegado a tener más libros de los que podemos leer.

El Café Literario sirve en parte para continuar la gran conversación que es la cultura. Sirve para conectarnos con los pensadores del pasado, del presente y también a las personas de nuestra ciudad. También sirve para estimularnos a dejar de trabajar un poco para dedicarnos a ocio contemplativo. Nos incentiva a leer, pensar y sobre todo participar en la conversación con otros.

¿Juntos mantendremos viva la cultura de pensar, leer e intercambiar ideas? ¿Juntos vamos a ver qué es lo que podemos llegar a ser cuando reflexionamos sobre la cultura? Bienvenidos a Café Literario.

—-

Gabriel Zaid. (2012). Leer. Barcelona, España: Editorial Océano, S.L., pp. 109-19.

Recuperando la mente cristiana

Hay mucho antiintelectualismo en el mundo evangélico hoy. El historiador, Mark A. Noll dice que este antiintelectualismo es un escándalo por muchas razones, entre ellas que no refleja la naturaleza de la fe cristiana. No tenemos por que dejar nuestra mente de lado cuando comenzamos a seguir a Jesús. Si bien Jesús es Señor y Mesías, también es Rabino o Maestro. Quiere enseñarnos cómo formar parte del reino de Dios, cómo ser una nueva humanidad.

 

 

Parte de recuperar la mente evangélica comienza con leer buenos libros que nos ayudan a pensar mejor. Es importantísimo aclarar que el cristiano maduro no sólo lee por información, sino para formación. El intelecto, junto con la imaginación, nos pueden ayudar a convertirnos en mejores discípulos de Jesucristo.

 

Tony Reinke en su libro, Lit! A Christian Guide to Reading Books [Una guía cristiana para la lectura de libros], sugiere que la lectura de diferentes libros incluyendo novelas y otras obras de literatura pueden profundizar nuestra fe y relación con Dios.

 

Nos da 6 pautas para darle prioridad a la lectura:

 

  1. Leer las escrituras
  2. Leer para conocer y deleitarse en Cristo
  3. Leer para encender la reflexión espiritual
  4. Leer para iniciar un cambio personal
  5. Leer para procurar la excelencia vocacional
  6. Leer para disfrutar de una buena historia

 

Reinke también ofrece 5 metas de un lector maduro:

 

  1. Un lector maduro valora la sabiduría
  2. Un lector maduro aprecia los libros antiguos
  3. Un lector maduro da su lugar a la literatura
  4. Un lector maduro evita hacer de un libro un ídolo
  5. Un lector maduro se aferra al Salvador

 

Reinke, Tony. (2001). Lit! A Christian Guide to Reading Books. Wheaton, IL: Crossway, 93-107; 177-185.

 

Las obras de Mark A. Noll: Jesus Christ and the Life of the Mind. (2011). Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing, Co. y también The Scandal of the Evangelical Mind. (1994). Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co.

 

Para aprender más sobre la vida de la mente en castellano, véase:

 

John Piper. (2011). Piense: la vida intelectual y el amor de Dios. Nashville, TN: Carol Stream, IL: Tyndale.

John Stott. (2005). Creer es también pensar. Buenos Aires: Certeza.

James Emery White. (2011). Una mente para Dios. Buenos Aires: Peniel.