Jesús, ¿el hombre más inteligente?

Cuando hablamos de los grandes pensadores de la humanidad, mencionamos a Platón, Sócrates, René Descartes entre otros. Al analizar cada caso, respetamos su capacidad no sólo para pensar, sino también para comunicar una idea o ideología. Son personas que han tomado tiempo para reflexionar, probar ideas y compartir sus conclusiones a través de la escritura.

Los grandes pensadores de la historia han formulado filosofías, otros han hecho importantes descubrimientos científicos, otros han orquestado sinfonías emocionantes. Cada uno se ha destacado por su inteligencia y su contribución para el bien de la humanidad.

Jesus teologia y filosofiaAhora, me pregunto, cuando mencionamos los grandes pensadores y maestros, ¿por qué muy pocas veces hablamos de Jesús? No hay duda que la mayoría de las personas admira sus enseñanzas éticas. Incluso, muchos que niegan su divinidad, llamándole mentiroso, dan un gran valor a la vida moral que promovía. Sin embargo, pocos afirman que Jesús fue un hombre inteligente.

Lamentablemente, en nuestra sociedad hoy en día, la inteligencia se entiende en parte como un rechazo a lo sobrenatural. Algunos dicen, «¿Cómo podemos nosotros, en una época de tecnología y ciencia, creer en un hombre que andaba sanando gente y que supuestamente se resucitó?» Nuestra sociedad señala a la inteligencia de las personas escépticas que afirman sólo lo que puede ser empíricamente comprobado. Hay que ver para creer.

Jesús pasó unos tres años de su ministerio señalando verdades espirituales y llamando a una vida diferente basada en una relación con su Padre. ¿Será por eso que el mundo no le estima? ¿Por eso la gente no le reconoce a Jesús como un ser inteligente?

El filósofo cristiano Dallas Willard escribe, «puede estar seguro que nada fundamental ha cambiado en nuestro conocimiento acerca de la última realidad y del ser humano desde el tiempo de Jesús.» Y no sólo eso, las enseñanzas de Jesús acerca del ser humano y la última realidad no tendrán coherencia con las filosofías que se propagan hoy en día – no por su antigüedad, sino por su naturaleza.

Jesús señala verdades espirituales. Jesús, sintonizado con el Padre, revela la verdad acerca de nuestra vida en este mundo. Willard continua diciendo, «nuestro compromiso con Jesús no puede apoyarse en otro fundamento que reconocer que él es quien conoce la verdad acerca de nuestras vidas y nuestro universo. No es posible creer a Jesús, ni a nadie más, en áreas en los cuales no le creemos competente. No podemos pedir su ayuda y confiar en su colaboración con nuestras vidas si sospechamos que sobrepasarán su conocimiento o sus habilidades.»

¿Podríamos creer a un Señor que nos parece poco listo? ¿Podríamos someternos a un Señor que está poco informado acerca de la realidad del universo? No podríamos tomar en serio a Jesús si no pensamos que realmente está bien informado de todo lo que sucede en nuestro mundo.

La Biblia dice que el mundo fue creado a través de Jesús y que por él todas las cosas subsisten (Colosenses 1:17). Pablo, en la misma epístola escribe que en Jesús están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (2:3).

Pensemos. Jesús supo transformar la estructura molecular para convertir agua en vino. Jesús supo multiplicar cinco panes y dos peces para alimentar más de cinco mil personas. No debería sorprendernos, que al ver estas cosas, la gente le querrían ponerle como rey de Israel.

Jesús supo sanar el cuerpo humano y hasta supo cómo revivir un muerto. Jesús supo cómo suspender la gravedad, interrumpir el clima y eliminar árboles que no daban fruto sólo con sus palabras.

En cuanto a la ética, nos ha dado un mayor entendimiento de la vida que ha influenciado el mundo más que cualquier otro. Su muerte no fue impuesta, él se entregó voluntariamente sabiendo que iba a resucitar de la muerte. Jesús dijo: «Entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla» (Juan 10:17-18).

Todas estas cosas muestran que Jesús tuvo un dominio sobre toda faceta de la realidad: la física (la materia), la moral y la espiritual. Alguien que no puede reconocer el hecho que «Jesús fue el más inteligente», el más grande pensador, el mayor conocedor de la realidad, difícilmente podrá reconocer que «Jesús es Señor».

¡Jesús no sólo es simpático, es brillante! Él es el hombre más inteligente que jamás haya pisado la tierra. Jesús siempre fue, es y para siempre será (Apocalipsis 1:8). Siempre ha tenido la mejor información en cuanto a nuestra existencia aquí en la tierra. Sólo él tiene palabra de vida.

Fuente: Dallas Wilard. (1997). The Divine Conspiracy: Rediscovering Our Hidden Life in God. New York City: Harper Collins.

Para más información, véase:

Kreeft, Peter. (2009). Jesus: o maior filósofo que já existiu. Rio de Janeiro: Thomas Nelson Brasil.

Jesús: ¿El hombre más inteligente?

Cuando hablamos de los grandes pensadores de la humanidad, mencionamos a Platón, Sócrates, René Descartes entre otros. Al analizar cada caso, respetamos su capacidad no sólo para pensar, sino también para comunicar una idea o ideología. Son personas que han tomado tiempo para reflexionar, probar ideas y compartir sus conclusiones a través de la escritura.

 

Los grandes pensadores de la historia han formulado filosofías, otros han hallado importantes descubrimientos científicos otros han orquestado sinfonías emocionantes. Cada uno ha tenido su inteligencia y lo han sabido desarrollar para el bien de la humanidad.

 

Ahora me pregunto, cuando mencionamos los grandes pensadores y maestros, ¿por qué muy pocas veces hablamos de Jesús? No hay dudas que la mayoría de las personas admiran sus enseñanzas éticas. Incluso, muchos que niegan su divinidad, llamándole mentiroso, dan un gran valor a la vida moral que promovía. Sin embargo, pocos afirman que Jesús fue un hombre inteligente.

 

Lamentablemente, en nuestra sociedad hoy en día, la inteligencia se entiende en parte como un rechazo a lo sobrenatural. Algunos dicen, «¿Cómo podemos nosotros, en una época de tecnología y ciencia, creer en un hombre que andaba sanando gente y que supuestamente se resucitó?» Nuestra sociedad señala a la inteligencia de las personas escépticas que afirman sólo lo que puede ser empíricamente comprobado. Hay que verlo para creerlo.

 

Jesús pasó unos tres años de su ministerio señalando verdades espirituales y llamando a una vida diferente basada en una relación con su Padre. ¿Será por eso que el mundo no le estima? ¿Por eso la gente no le reconoce a Jesús como un ser inteligente?

 

El filósofo cristiano Dallas Willard escribe, «puede estar seguro que nada fundamental ha cambiado en nuestro conocimiento acerca de la última realidad y del ser humano desde el tiempo de Jesús.» Y no sólo eso, la enseñanzas de Jesús acerca del ser humano y la última realidad no tendrán coherencia con las filosofías que se propagan hoy en día – no por su antigüedad, sino por su naturaleza.

 

Jesús señala verdades espirituales. Jesús, sintonizado con el Padre revela la verdad acerca de nuestra vida en este mundo. Willard continua diciendo, «nuestro compromiso con Jesús no puede apoyarse en otro fundamento que reconocer que él es quien conoce la verdad acerca de nuestras vidas y nuestro universo. No es posible creer a Jesús, ni a nadie más, en áreas en los cuales no le creemos competente. No podemos pedir su ayuda y confiar en su colaboración con nuestras vidas si sospechamos que sobrepasarán su conocimiento o sus habilidades.»

 

¿Podríamos creer a un Señor que nos parece poco listo? ¿Podríamos someternos a un Señor que está poco informado acerca de la realidad del universo? No podríamos tomar en serio a Jesús si no pensábamos que realmente estuviera bien informado de todo, el ser más inteligente que jamás ha vivido.

 

La Biblia dice que el mundo fue creado a través de Jesús y que por él todas las cosas subsisten (Colosenses 1:17). Pablo escribe que en Jesús están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2:3).

 

Pensemos. Jesús supo transformar la estructura molecular para convertir agua en vino. Jesús supo multiplicar cinco panes y dos peces para alimentar más de cinco mil personas. No debería sorprendernos que al ver estas cosas, la gente le querían poner como rey de Israel.

 

Jesús supo sanar el cuerpo humano y hasta supo como revivir un muerto. Jesús supo como suspender la gravedad, interrumpir el clima y eliminar árboles que no daban fruto sólo con sus palabras.

 

En cuanto a la ética, nos ha dado un mayor entendimiento de la vida que ha influenciado el mundo más que cualquier otro. Su muerte no fue impuesta, él se entregó voluntariamente sabiendo que iba a resucitar de la muerte. Jesús dijo: «Entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla» (Juan 10:17-18).

 

Todas estas cosas muestran que Jesús tuvo un dominio sobre toda faceta de la realidad: la física, la moral y la espiritual. Alguien que no puede reconocer el hecho que «Jesús fue el más inteligente,» el más grande pensador, el mayor conocedor de la realidad, difícilmente podrá reconocer que «Jesús es Señor».

 

¡Jesús no sólo es simpático, es brillante! Él es el hombre más inteligente que haya pisado la tierra. Jesús siempre fue, es y para siempre será (Apocalipsis 1:8). Siempre ha tenido la mejor información en cuanto a nuestra existencia aquí en la tierra. Sólo él tiene palabra de vida.

Fuente: Dallas Wilard, The Divine Conspiracy: Rediscovering Our Hidden Life in God. New York City: Harper Collins, 1997.