Taller: ¿Qué es la teología?

Para abrir este nuevo blog, he elegido compartir parte de una charla que di en una orientación académica en el Instituto donde doy clases. Esta es la primera parte de una presentación que se llama “Amar la verdad: la conexión entre la teología y la espiritualidad”. Para asentar las bases para el futuro contenido de este blog, me parece apropiado una explicación acerca de qué es la teología.

El apóstol Pablo por Rembrandt en 1630
El apóstol Pablo por Rembrandt en 1630

I.          ¿Qué es la teología?

A.        La teología es una palabra (logos) acerca de Dios (theos). Por lo tanto, cualquier persona que habla acerca de Dios participa en la reflexión teológica.

B.        Uno de los papeles fundamentales de la teología es ayudarnos a expresar lo que queremos decir cuando hablamos de Dios. La mayoría de los cristianos piensan muy poco acerca de su fe, usando palabras e imágenes superficiales, sin conseguir apreciar su profundidad y riqueza. La teología nos obliga a hacer preguntas como: ¿Qué quiere decir que Dios es nuestro pastor? Más allá de eso, al llevarnos a la reflexión, ella nos ofrece una oportunidad de profundizar el entendimiento y el aprecio por nuestra fe.[i]

C.        ¿Cuáles son los límites de la reflexión teológica? Algunas dicen que la Biblia es la única autoridad mientras que otros admiten la Palabra y la tradición eclesiástica.

1.         La única autoridad viene de la Palabra de Dios (cf. 2 Timoteo 3:14-17 y 2 Pedro 1:19-21).

2.         Aunque se hacen referencias a interpretaciones de otros autores, sin embargo, la búsqueda de la verdad siempre debería llevarnos a la Palabra (Salmo 119:105).

3.         Es conveniente leer e informarnos acerca de las interpretaciones a través de la historia del cristianismo porque no vivimos en vacío histórico – somos productos de nuestra historia y deberíamos esforzarnos para saber por qué pensamos que lo pensamos. Al estudiar la historia de la interpretación, podemos evitar ser auto referentes en nuestra hermenéutica.

D.        La teología es el estudio de Dios, su revelación y su interacción con la creación. La teología se divide en subtemas para su análisis:

1.         La teología sistemática: teología (el estudio de Dios), Cristología (Jesucristo), pneumatología (Espíritu Santo), antropología (la doctrina del hombre), soteriología (estudio de la salvación), eclesiología (estudio de la iglesia), escatología (las últimas cosas).

2.         Otras ramas de la teología: misionología (estudio de la misión), teología moral (la ética), teología espiritual (la espiritualidad), teología pastoral (la vida de la comunidad cristiana), apologética (la defensa de la fe).

 

II.        ¿Para qué estudiar la teología?

A.        Estudiamos la teología para conocer al verdadero Dios.

1.         Ludwig Andreas Feuerbach (1823-1872) dijo que «el ser absoluto, el Dios del hombre, es su propia esencia». En otras palabras, Dios es una proyección del ser humano; realmente no existe.[ii]

a.         Puede ser que cuando hablamos de Dios, solamente estamos proyectando los pensamientos y sentimientos de los seres humanos.

b.         Los cristianos comparten el sentimiento de Feuerbach, por eso tenemos cuidado en no hablar de Dios a partir de nuestra propia experiencia, sino a partir de su autorrevelación en la creación, su revelación en la Palabra y su revelación en la persona de Jesús (Hebreos 1:1-2).

2.         Juan Calvino decía que el corazón humano es una fábrica de ídolos. Debemos tener cuidado de crear a Dios en nuestra imagen y semejanza. Cf. Deuteronomio 11:16; capítulo 32.

3.         La reflexión teológica es una manera de examinar nuestra alabanza, oración, palabras y adoración con el objetivo de asegurarnos que se conforman a solo Dios. Cada época ha tenido sus ídolos y su visión distorsionada de Dios. Debemos cuidarnos para responderle fielmente a él en nuestra época, cualquiera que sea el clima social y filosófico.[iii]

B.        Estudiamos la teología para deleitarnos en el verdadero Dios.  

1.         Es imposible obedecer, agradar y deleitarnos en un Dios que no conocemos y con quien no tenemos comunión.

a.         San Agustín escribió, «Grande eres, Señor, e inmensamente digno de alabanza; grande es tu poder y tu inteligencia no tiene límites. . . . [yo], este hombre te quiere alabar. Y tú lo estimulas para que encuentre deleite en tu alabanza; nos creaste para ti y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti».[iv]

b.         Solamente podemos deleitarnos en su alabanza cuando descansamos en él – cuando hayamos puesto nuestra fe totalmente en el Dios único y verdadero (cf. Salmo 63).

2.         Al contar con su presencia en nuestras vidas y la obra de su Espíritu, podemos disfrutar nuestra transformación con y por él hasta llegar a la imagen de Cristo (cf. 1 Juan 2:3-7; 3:1-3).

 


            [i] McGrath, Alister. (2008). Teología para amadores [Teología para principiantes]. São Paulo: Mundo Cristão, pág. 13.

 

            [ii] Feuerbach, Ludwig. (2006). La esencia del cristianismo. Buenos Aires: Claridad, pág. 17.

 

            [iii] Kapic, Kelly M. (2012). A Little Book for New Theologians [Un pequeño libro para nuevos teólogos]. Downer’s Grove, IL: IVP Academic, pág. 18.

 

            [iv] Agustín. (1998). Las confesiones. Madrid: San Pablo, pág. 81.

 

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