Ainulindalë

La cosmogonía de la Tierra Media escrita por J.R.R. Tolkien.

Temo que los literatos tengan mayor conciencia de la importancia y la función de las cosmogonías que el lector promedio. Y temo que la mayoría de los cristianos tienen más conocimiento de las cosmogonías de Tolkien y otros mundos ficticios que tienen del relato de la creación de la tierra en que vivimos, nos movemos y existimos.

Sin embargo, hay buenas noticias. Si aún no has captado la importancia y la relevancia de los relatos de la creación del Génesis, comenzá analizando Ainulindalë de Tolkien o si querés hacerte la vida más difícil, podés analizar el Enūma Eliš (el relato babilónico de la creación del mundo) o Gilgameš (el relato sumerio).

A veces nos toca salirnos de lo conocido y enfrentarnos con algo que desafía nuestra forma de ver el mundo para entender mejor aquello que creemos pero que nunca supimos entender totalmente.

Disfrutemos el relato de Tolkien y dejemos que nos enseñe el valor del relato mítico y el poder que tiene sobre nuestra vida cotidiana. A menos que Dios dote nuestra imaginación con el poder de imaginar el mundo como a él le gustaría que fuera, nunca podremos participar en su total redención.


A continuación, me gustaría compartir algunas pautas para releer los relatos del Génesis:

  • Los relatos de Génesis no hablan tanto de cómo se construyó la casa de los seres humanos, sino cómo esa casa se volvió su hogar. No es un relato científico y nunca pretendió serlo. Hacer una lectura científica del Génesis sería traicionar la intención autorial.
  • El relato de Génesis capítulo 1 se asemeja mucho a los relatos del Antiguo Oriente Próximo. En la Antigüedad, la narración de los templos contaban los 7 días de su construcción, en el séptimo día colocaban el ídolo (la imagen) del dios dentro del templo. De la misma manera, el relato hebreo relata la creación del mundo en 7 días y el último día, Dios toma residencia en la tierra junto con los seres humanos.
  • Los relatos hebreos muestran a un Dios que pone orden a la cara del caos. En el mundo antiguo, el caos, el vacío, el mar eran los lugares de donde brotaba el Mal. Dios ordena el caos, limita el mar y separa la luz de las tinieblas. A diferencia de otros relatos del mundo antiguo, Dios como anfitrión, hace un lugar agradable para la convivencia con los seres humanos.
  • En los relatos de la creación del libro de Génesis aprendemos cuál es la vocación de todo ser humano: vivir en comunión con Dios, reflejar su imagen y ser mayordomos de la creación. Los límites que Dios pone al hombre y la mujer en el principio son para evitar nuestra propia deshumanización. Nos realizamos como seres humanos cuando cumplimos con nuestra vocación divina. Nos alejamos de la vida cuando nos alejamos de la Fuente de Vida.

Bibliografía:

The Lord World of Genesis One, John H. Walton (IVP Academic)

Para la vida del mundo, Alexander Schememann (Sígueme)