La palabra filosofía viene del latín philosophĭa y este del griego antiguo φιλοσοφία. Quiere decir «amor por la sabiduría». El verbo filosofar sería la acción de pensar y reflexionar. Roger-Pol Droit sugiere que la filosofía promueve la «reflexividad», un examen de lo que se cree y de lo que se piensa. «En filosofía no se trata de pensar sino de examinar cómo se piensa, ni de tener ideas sino de pasarlas por el tamiz y examinarlas para comprobar si son sólidas» (p. 16-7).
Johannes Hirschberger, en su Historia de la filosofía escribe que la filosofía es una «honrada lucha por la verdad» (p. 34). A pesar de que la filosofía actual cuestiona la existencia de la verdad, los filósofos de la antigüedad ejercían la filosofía con el fin de descubrir la verdad y luego llevar su vida de acuerdo a la verdad. La filosofía apuntaba a un fin: «cómo alcanzar la buena vida». En su Introducción a la filosofía desde una perspectiva cristiana, Geisler y Feinberg escriben que «la tarea filosófica sucede cuando uno reflexiona sobre las presuposiciones fundamentales del pensamiento y de la acción o sobre el fin (meta) a lo cual debería dirigirse la conducta de la vida humana» (p. 12).
En otras palabras, todos, en algún momento, participan en la tarea filosófica reflexionando sobre las cuestiones importantes de la vida. De repente, a muchos les falta pensar de forma más sistemática e integral sobre las cuestiones últimas de la vida. Pero difícilmente podemos escapar estas cuestiones mientras pasamos por esta vida.
¿Es importante la filosofía? ¡Claro que sí! Luego veremos el supuesto conflicto entre la filosofía y la teología.
Droit, Roger-Pol. (2011). Una breve historia de la filosofía. Buenos Aires: Paidós.
Geisler, Norman L. y Paul D. Feinberg. (1980). Introduction to Philosophy: A Christian Perspective. Grand Rapids, MI: Baker Academic.
Hirschberger, Johannes. (1997). Historia de la filosofía I: Antigüedad, edad media y renacimiento. Barcelona: Herder.