Yo soy un gringo que está viviendo en Venezuela. Y como puedes imaginar, muchas personas hacen la pregunta, ¿quién es él? o ¿qué hace ese loco aquí? Bueno, también me he hecho esa pregunta varias veces. ¿Por qué? Porque yo creo que es importante que sepamos quienes somos y que no se nos olvida nunca eso.
¿Por dónde comienzo? Bueno, mi nombre es Jonathan Hanegan. Nací en Denver, Colorado a padres norteamericanos. Mis antepasados venían de Irlanda, Escosia, Inglaterra y Alemania. Incluso, se dice por allí con una tatarabuela fue una princesa de la tribu Cherokee. La verdad es que no sé. Más importante para mí que la pregunta, de dónde vengo (o sea, lugar de origen), es de dónde vengo en el sentido de mi persona. Mis padres son cristianos fieles. Mi hermano y su esposa también. Mis abuelos maternos y paternos también fueron cristianos fieles. Mis bisabuelos también fueron cristianos. Por lo tanto, más que norteamericano, más de ser un catire (Venezuela), mono (Colombia) o rubio (México) yo soy cristiano.
Yo fui criado sobre suelo norteamericano. Yo salí de mi país por primera vez cuando tuve 14 años. Viajé al Medio Oriente y a Italia. Este viaje me abrió los ojos a muchas cosas. Si me preguntas si estoy orgulloso de ser americano, te diría que sí y no. Doy gracias a Dios que nací en los EE.UU. por las muchas oportunidades y bendiciones que recibí de Dios en mi patria. Si no fuera por Dios, mi país y sus riquezas, nunca hubiese tenido la bendición de venir a Sudamérica y comenzar una nueva vida aquí en Venezuela. No me puedo quejar.
No hace mucho estaba siendo entrevistado por un soldado del ejército colombiano en un aeropuerto. Me preguntó de dónde era. Le dije “de los Estados Unidos.” Me dijo, “de dónde viene” y le dije “Venezuela.” Me sorprendió la siguiente pregunta que fue: “¿si usted es de los Estados Unidos, entonces por qué habla como venezolano?” Me dio mucha risa la pregunta porque me tocó explicar lo que a veces me cuesta explicar a mí mismo. Quizás esta situación les puede ayudar a entender cómo yo me siento en Sudamérica.
Vamos a estar claro, ¡yo tengo cara de gringo! Yo no puedo escapar el hecho que tengo una pinta de gringo que se reconoce aún desde lejos. En Venezuela, no dejan de pedir al catire una mone’ita y en Colombia al mono unos pesitos. Pero allí no está el rollo. Lo que me complica la vida es que mientras uno trata de definir quién es y ubicarse en este mundo, ya todos tienen una idea preconcebida de uno. Los chavistas me ven una cara de imperialista y los choros me ven cara de rico. Como ya les dije, muchos no me conocen por quien yo soy.
De repente ese es uno de los retos más difíciles en la vida, ser transparente y dejar que la gente te conozca. Yo he tratado de hacer eso. Yo me considero una persona bastante abierta. Y les confieso una cosa, cuando yo me vine a Sudamérica por primera vez yo era bastante cerrado. Yo no sabía compartir mis cosas muy bien, no hablaba con tanta franqueza, no demostraba tanto cariño tampoco. Dios me ha cambiado mucho en estos últimos años. ¡Y le doy las gracias por eso! Pero todavía falta.
Volviendo a la pregunta que hice al principio, ¿Quién soy yo? Yo soy hijo de Dios. Con eso, no tengo problema. Pero si soy gringo, venezolano o colombiano, no sé decirte. Y creo que Dios en su infinita sabiduría siempre va a permitir que yo tenga esa inquietud. ¿Por qué? Porque no soy de aquí. Aunque fui Made in América mi ciudadanía no está aquí en la tierra. Mi ciudadanía está con Cristo en los cielos.
Tal vez si no tuviera esa inquietud, si estuviera seguro de mi lugar en este mundo, tal vez no anhelaría tanto mi morada con Dios en los cielos. Esa inquietud que tengo es un recuerdo amoroso del gran valor del sacrificio de Cristo Jesús en la cruz del Calvario. Si llego a sentirme demasiado cómodo en este mundo es probable que se me haya olvidado el porque Cristo murió por mí. Entonces, en vez de preocuparme y tratar de definir quién soy y para dónde voy, debería más bien dar las gracias a Dios por regalarme la ciudadanía celestial y buscar su presencia en todo momento, dondequiera que esté.
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.” 1 Pedro 2:11-12.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Filipenses 3:20.
Solo quiero motivarles a seguir adelante, ya muchos no estamos con Ustedes e incluso estamos alejados de la fe. Pero tenemos muchos recuerdos hermosos de los campamentos, las vigilias y tantas veladas entre amigos. Que quedaran en nuestra mente.No me conoces Jonathan, pero fui una persona bastante activa en la congregación a la cual asistia e incluso coloque mi voz al servicio del señor, a través de él la descubri y la mejoré.He visto tus videos y he quedado impactado en saber que muchos de los que compartieron conmigo siguen luchando por mantener el ministerio de Alabanzas en pie. Saludos a Tony Useche a Deisy, a mi camarada Darling, mi pana Leo Capodicasa y todos los amigos de la Iglesia de Cristo de los años 90’s. Espero que el Campamento El Buey se haga una realidad rapidamente…Es muy hermoso el trabajo que estan realizando Jhonatan…
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