Raíces – La orfandad de la humanidad 

Nietzsche dijo, «Dios ha muerto». Luigi Zoja agregaría, si Dios ha muerto, también ha muerto el prójimo porque es la concepción de Dios que nos une y nos hace una gran familia humana. 

La modernidad y la posmodernidad arrojan luz sobre la orfandad de la humanidad. Si no existe Dios, nosotros no tenemos Creador y mucho menos un Padre. Quedamos como huérfanos ante el misterio del cosmos. 

La fe cristiana plantea a Dios como Padre. En la actualidad, puede que se nos dificulte pensar a Dios como Padre por tres razones según Ángel Cordovilla Pérez:  

  • Según Freud, el hombre siente la necesidad de matar al padre para liberarse definitivamente de lo que representa como autoridad opresora e infantilizante. 
  • Según la concepción de algunos movimientos feministas, la figura de un Dios Padre sólo replica las estructuras patriarcales injustas que han oprimido a las mujeres a lo largo de la historia.
  • Según la modernidad, hemos construido nuestras sociedades con una pasión por la libertad buscando la emancipación del ser humano y este esfuerzo necesariamente choca con la idea de la paternidad divina como algo limitante que mengua la libertad del ser humano. 

Estas críticas sirven a la teología cristiana para pensar qué clase de Padre es Dios y cómo interactúa filialmente con sus hijos. Sin embargo, aparece en nuestras sociedades una nostalgia y nuevas búsquedas del padre perdido. Es un tema recurrente en la literatura, el cine y hasta se puede palpar esta nostalgia en la música popular. 

Según Cordovilla, «los cristianos que confesamos la fe en Dios Padre [debemos ser] conscientes de que la buena noticia de la paternidad de Dios es escuchada por un hombre y una cultura que tienen una vivencia previa de la paternidad, y que esta está en crisis». A pesar de las complicaciones con nuestros padres, ejemplares o ausentes, o peor, abusivos y opresores, la buena noticia de Dios como Padre se dirige a un anhelo que tenemos muchas veces reprimido. 

¿Le daremos la oportunidad a Dios para mostrarse como el Padre que intuitivamente sabemos que necesitamos y tanto deseamos? 

Fuente: Gabino Uríbarri, Pedro Rodríguez Panizo, Ángel Cordovilla Pérez y Nurya Martínez Gayol. (2013). El corazón de la fe. Breve explicación del credo. 2da ed. Santander: Editorial Sal Terrae. 

Arte: El retorno del hijo pródigo de Rembrandt (cf. Lucas 15).

Raíces – mapamundi

A mí me parece que todos somos peregrinos en esta tierra. Cada ser humano anda buscando el sentido de la vida, en palabras de los antiguos filósofos, la buena vida.

Podemos tener diferentes mapas, diferentes visiones del mundo, pero todos estamos en camino hacia algo o alguien. Dependiendo de nuestro destino, vamos a vivir el viaje de una u otra manera. 

El mapamundi del Beato de Saint Sever o incluso el Mapa del infierno de Botticelli que representa el infierno en la obra de Dante, ilustran, de alguna manera, una concepción del mundo material y espiritual.

El cristianismo plantea que nosotros como peregrinos viajamos hacia Dios. Él es nuestro destino final. Él es quien da sentido a todo lo que vivimos y sufrimos. Es quien orienta el rumbo de nuestras vidas y quien nos da alegría y satisfacción hasta que lleguemos al gozo inefable por haberle visto cara a cara. 

El mapamundi de Ebstorf muestra a Jesús abrazando el mundo. Me parece que ilustra perfectamente el alance cósmico de la obra de Jesús. No le interesa apenas salvar almas de individuos. Le interesa redimir todo lo que existe.

Cada uno tiene que preguntarse, ¿cuál es el mejor mapa y cuál es mi destino?

Raíces

Raíces es un espacio para hacer amigos, cenar y entablar conversaciones profundas acerca de las preguntas últimas de la vida. Vamos a intentar llegar a la raíz de quiénes somos y qué significa ser humano.

En el primer encuentro, leímos y reflexionamos acerca de la siguiente poesía:

Utopía
Wisława Szymborska

Isla en la que todo se aclara.
Ahí se puede arribar a pruebas firmes.

No hay más caminos que aquellos de llegada.
Las zarzas se doblan por el peso de las respuestas.

Crece ahí el árbol de la Suposición Correcta
con sus ramas eternamente desenredadas.

Y deslumbrantemente recto el árbol de la Comprensión
junto a una fuente llamada Ah, De Eso Se Trata.

Cuanto más denso se hace el bosque, más amplio aparece
el Valle de la Evidencia.

Si hay alguna duda, el viento la disipa.

El eco de ninguna voz toma la palabra
y aclara con entusiasmo los secretos de los mundos.

A la derecha, la caverna en la que se encuentra el sentido.

A la izquierda, el lago de la Convicción Profunda.
Del fondo se desprende la verdad y sale sin más a la superficie.

Domina el valle la Seguridad inquebrantable.
Desde su cima se extiende la Esencia de las Cosas.

A pesar de sus encantos, la isla está desierta,
y las pequeñas huellas de pasos que se ven en sus orillas
se dirigen hacia el mar sin excepción.

Como si de ahí solamente se saliera
para hundirse irremediablemente en el abismo.

En una vida inconcebible.

Wisława Szymborska. Poesía no completa. 2da ed. Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia, trad. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2008. 

¿Cuáles son las utopías que buscamos? ¿Cuáles son las historias que dan sentido a nuestra existencia? ¿Cuáles son las historias en que depositamos nuestra esperanza esperando recibir algún tipo de salvación?