A mí me parece que todos somos peregrinos en esta tierra. Cada ser humano anda buscando el sentido de la vida, en palabras de los antiguos filósofos, la buena vida.
Podemos tener diferentes mapas, diferentes visiones del mundo, pero todos estamos en camino hacia algo o alguien. Dependiendo de nuestro destino, vamos a vivir el viaje de una u otra manera.

El mapamundi del Beato de Saint Sever o incluso el Mapa del infierno de Botticelli que representa el infierno en la obra de Dante, ilustran, de alguna manera, una concepción del mundo material y espiritual.

El cristianismo plantea que nosotros como peregrinos viajamos hacia Dios. Él es nuestro destino final. Él es quien da sentido a todo lo que vivimos y sufrimos. Es quien orienta el rumbo de nuestras vidas y quien nos da alegría y satisfacción hasta que lleguemos al gozo inefable por haberle visto cara a cara.
El mapamundi de Ebstorf muestra a Jesús abrazando el mundo. Me parece que ilustra perfectamente el alance cósmico de la obra de Jesús. No le interesa apenas salvar almas de individuos. Le interesa redimir todo lo que existe.
Cada uno tiene que preguntarse, ¿cuál es el mejor mapa y cuál es mi destino?